domingo, 1 de abril de 2012

Documento especial: Malvinas, Argentinas y latinoamericanas

Índice:

- Volveremos a Malvinas por la vía diplomática, política, cultural y latinoamericana.
- Las riquezas naturales que se disputan en la causa Malvinas.
Malvinas, soberanía intelectual y giro epistemológico
- Un imperio en decadencia.


Volveremos a Malvinas por la vía diplomática, política, cultural y sudamericana.

                                                       
                                                    “La fuerza es el derecho de las bestias” Ciceron.


Argentina posee geográfica y geopolíticamente tres ejes, el andino (zona cordillerana, noroeste), el eje fluvial (zona mesopotámica, centro) y el eje marítimo (zona patagónica, sur). Estas tres líneas vertebrales conforman entre si un triangulo, el cual reproduce en menor escala la forma triangular de nuestro continente sudamericano. Por esto algunos autores han acuñado el concepto de “argentina triangular”.


Aquellos no solo son definidos en lo geográfico y geopolítico sino también en lo histórico, pues los distintos ciclos políticos han enfatizado el desarrollo de cada uno de ellos. En épocas de la colonia y el virreinato, era fuerte el desarrollo de la línea andina ya que la explotación metalífera hacía que la economía allí tuviera más impulso. Luego, la generación del 80 puso acento en la línea mesopotámica, con el poder de la oligarquía terrateniente y la instalación del ferrocarril en forma de embudo (red ferroviaria con vértice en el puerto de Buenos Aires).


El eje patagónico fue el más descuidado por las políticas públicas. Allí ocurrió la mayor concentración y extranjerización de la tierra durante fines del siglo XIX y en la década de los 90 (siglo XX), respectivamente. Quienes de forma irregular quedaron con la titularidad de las tierras luego de la Campaña del Desierto fueron los aliados comerciales internos del Imperio Ingles (productores de lana, por ejemplo). El proceso concentrador continúa hasta hoy mixturado con una tendencia a la extranjerización ya que los capitales europeos se vuelcan a comprar las tierras directamente para diversificar sus inversiones.


Hoy la causa Malvinas, desarrollada en torno a la posesión de las islas ubicadas en la zona del eje marítimo, debe ser una cuestión sudamericana por estar implicada la integridad territorial de nuestro continente. Sudamérica posee la línea cordillerana-océano pacifico, la mesopotámica-océano atlántico y la zona de la Antártida. Así, como país tenemos la misma estructura geográfica y geopolítica que nuestro continente a diferencia del resto de los países hermanos, por ello constituimos un paradigma territorial en nuestra zona continental.


La recuperación de la influencia argentina sobre el eje patagónico, perdido con la invasión británica de las Islas Malvinas, es en definitiva una cuestión sudamericana. En la cuestión Malvinas, entre en juego el acceso a y la pertenencia de los sudamericanos de las áreas de la Antártida, verdadero reservorio de recursos naturales. El único continente no depredado aún por la humanidad y la economía extractivista es dicha zona.


El neocolonialismo es un tipo de dominación centrada en el uso de la cultura como arena de disputa y victoria del dominante sobre el dominado, a diferencia del colonialismo clásico en el que el uso de la fuerza era el elemento definitorio de la relación. Por ende, en tiempos de neocolonialismo, la batalla por Malvinas es una lucha cultural y política, quedando como vías a utilizar el de la diplomacia y el de la construcción de sentido (opinión, arte y conocimiento). No en vano, Gran Bretaña saca fruto de declaraciones de intelectuales vernáculos que ocultan el hecho de que un tercio de los actuales habitantes de Malvinas son militares británicos.


La autodeterminación de los pueblos es un principio que compartimos porque fue sostenido en las luchas contra el imperialismo a lo largo del siglo XIX y XX por los distintos pueblos que sufrieron el asedio colonizador. Sin embargo no es un argumento valido en boca de los actuales habitantes de Malvinas, por ser estos últimos descendientes de quienes echaron en 1833 por el uso de la violencia física y la fuerza a nuestros compatriotas que habitaban las islas. Son el resultado de una política del impero británico de implantar un grupo de civiles que rechacen la soberanía argentina de las Islas.


El caso de Gibraltar ilustra la tergiversación del principio de autodeterminación de los pueblos cuando es usado por Gran Bretaña. Ocupado dicho territorio por la fuerza en detrimento de sus anteriores ocupantes, España, el imperio británico implantó una población británica adicta a sus postulados e hizo que votaran con el paso de los años una consulta acerca de si debía ser el territorio de soberanía española: el 99% por ciento voto por depender de Gran Bretaña en 2002.


El amplísimo consenso de las fuerzas partidarias argentinas y de la gran mayoría de nuestra sociedad en torno a la soberanía argentina de Malvinas junto al cierre de filas de nuestros hermanos sudamericanos en torno a esta causa son dos síntomas de avance rotundo en materia de legitimidad de la posición de nuestro país. Quedan por delante utilizar cada uno de los foros internacionales para abogar por nuestra soberanía en esta causa, junto a los demás países del continente y poner el tema como condición sine qua non en cada una de las negociaciones que el Mercosur, el Unasur y la CELAC entablen con Gran Bretaña y sus aliados por motivos comerciales o de cualquier tipo.

Malvinas es una causa por la integridad geográfica de Sudamérica y de nuestro país, paradigma territorial del continente. 


¡Unidos o dominados! 


¡Reconocimiento de Gran Bretaña de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas!

Las riquezas naturales qué se disputan en la Causa Malvinas.


Gran Bretaña necesita para cubrir su demanda interna de petróleo de 1,6 millones de barriles de crudo diarios pero produce 1,5 millones en promedio. Su producción petrolera viene protagonizando una caída acumulada del 38 % desde el año 2000 y la proyección indica que esa merma continuara. Ubicada en el Mar del Norte y gerenciada por la British Petroleum, su mayor área explotada es la de la Plataforma Sea Gem, y cuenta con 47 años de actividad.

Este escenario nos permite interpretar la presión del Imperio Británico por el dominio sobre las Islas Malvinas. En 2009, año en que la demanda interna británica de petróleo superó su propia capacidad productiva en la materia, decidía comenzar la exploración de petróleo en el territorio de Malvinas. Ya el 10 de Febrero de 2010, la empresa británica Rockhopper anunciaba que en el archipiélago había encontrado un yacimiento que equivalía a 700 millones de barriles de crudo. Esto equivale al 30 % de las reservas petrolíferas que hoy existen en la zona continental argentina.


Para el imperio Británico, las Islas Malvinas constituyen junto a otras colonias suyas un eje que desciende en línea recta desde el oeste del continente africano. Este esta conformado por los enclaves de Islas de Santa Elena, Ascención y Tristán Acuña. Estas bordean la costa oeste de África (o “Cuerno de África”) y constituyen para Gran Bretaña un verdadero mediador aéreo hacia Malvinas. Esto se ilustra con el proyecto de construcción de un aeropuerto en la Isla de Santa Elena esbozado en Febrero de 2012, luego de las gestiones argentinas para lograr un bloqueo aéreo en Sudamérica a Malvinas. Además dichas islas son objeto de estudio por los hipotéticos recursos petrolíferos que llegarían poseer en sus zonas de pertenencia, en el contexto de búsqueda de nuevas plataformas de crudo por Gran Bretaña.

Además, Malvinas implica para Gran Bretaña la posibilidad de cerrar un anillo de bases militares que se extiende desde el enclave colonial de las Isla Diego García, alojado en el Océano Indico, emplazado entre el continente Africano y Australia. Así se constituye un triangulo entre las islas del Cuerno de África y la Isla de diego García, con vértice en las Malvinas. El poder colonial británico se extiende en dos Océanos distintos, constituyéndose en una potencia geopolítica por su imperialismo.


A su vez, las Malvinas en si mismas constituyen un futuro puente aéreo hacia la Zona de la Antártida según las especulaciones de Gran Bretaña. Se trata de un continente no explotado por el hombre ya que el grosor del hielo encarece las tareas exploración y extracción aunque es unánime el consenso en torno a la idea de que la Antártida tiene importantes reservas de recursos naturales, entre ellos hidrocarburos y minería. Su explotación será la salida forzada cuando la escasez de hidrocarburos lleve a producción con costos más caros, denominadas en el mundo petrolífero explotaciones no convencionales.

Gran Bretaña argumentando su dominación en las Islas
Malvinas, Sandwich del Sur y Georgias del Sur reclama para sí misma más territorios del Continente de la Antártida, con el razonamiento de que la distribución de su espacio debe favorecerla por poseer enclaves ubicados a pocos kilómetros de dicho continente. Estas artimañas constituyen la agenda de la política exterior británica actual, por lo cual para desbaratar dichos artificios jurídicos implica de parte de Argentina profundizar las gestiones en torno al reconocimiento de nuestra soberanía en torno a las islas. A esto deben colaborar los ámbitos universitarios y culturales de nuestro país.


Uno de los sectores beneficiados con la política actual de Gran Bretaña en torno a la Causa Malvinas fue la corporación militar inglesa ya que aumentó su presupuesto luego de que su Cancillería comenzara a declarar que existía un supuesto plan de hostigamiento argentino a los Kelpers. Así las medidas de reducción de presupuesto en el área de Defensa de fines de 2010 fueron frenadas por el primer ministro Cameron.


Es positivo que hayan circulado por los medios en los últimos días las cartas que el embajador británico envió al gobierno argentino en 1973 pidiendo una gestión compartida entre argentina y Gran Bretaña de las Islas Malvinas. Este es un precedente del reconocimiento británico de la soberanía de nuestro país sobre las islas.


El pensamiento en aquel momento era que en un mundo superpoblado y superindustrializado, los imperios mirarían con apetencia a las zonas con mayores reservas de comida y de las materia primas. Nunca es tarde para la verdad.



Malvinas, soberanía intelectual y giro epistemológico

“Dicho de otra manera, las disciplinas científicas no nacen de una mera especulación teórica sino que son el producto de fenómenos sociales nuevos que demandan un orden de conocimiento que no tiene registro en el academicismo clásico”
                                               José Miguel Amiune, “Pensar desde la Periferia – Economía internacional y distribución del poder mundial”

La Ciencia Política (CP) y el estudio de las relaciones internacionales (RRII) se deben un debate profundo en torno a como se las concibe y estudia en los países periféricos, fundamentalmente en nuestra Argentina. La “academia” hegemónica, norteamericana y británica, a nivel internacional, es la que hoy pone parámetros, metas de investigación y los conceptos que definen lo que se conoce como agenda internacional y objetivos de la “comunidad internacional”.


En nuestro país, el enclave  colonial intelectual que reproduce los intereses cognitivos y epistemológicos que se imponen desde la metrópoli mundial, es tal que en la CP y las RRII, son muy pocos los intelectuales y académicos que impulsan un giro epistemológico en pos de un pensamiento situado, anclado, en nuestras sociedades y sus necesidades y desafíos realmente existentes, para lograr un desarrollo autónomo y con justicia social.


No es casual que surja del seno de nuestra sociedad un grupo de pseudo intelectuales y periodistas de probeta, que bajo los argumentos que defienden la posición colonialista de los Kelpers y su imperio en decadencia, despotriquen contra el reclamo de soberanía y la estrategia actual del Estado argentino. No es casual que no puedan diferenciar conceptos como autodeterminación y población implantada, y más aun, que desconozcan la posición imperialista tradicional e histórica de Gran Bretaña y las resoluciones de la ONU existentes desde hace décadas.


La denuncia histórica de complicidad de intelectuales vernáculos con el imperialismo rapaz es más que conocida, el desafío de instrucción y formación de generaciones futuras que rompan con su influencia y falsa autoridad académica, una necesidad imperiosa.


Entonces, el fenómeno de Malvinas y su situación de vivencia cotidiana, su reivindicación histórica, política, cultural, económica y diplomática, irrumpe como el ejemplo más gráfico que desnuda nuestras falencias teóricas e intelectuales, las de nuestras elites academicistas internas.


La estrategia económica, cultural, política y diplomática actualmente en vigencia, ha ido sumando apoyos en los países hermanos de la región, el continente y en muchos países del mundo; la apuesta por la Paz y las negociaciones que impulsa el Estado Argentino, necesariamente debe ser acompañada y potencializadas por fuertes desarrollos teóricos, intelectuales y conceptuales a la hora de desarrollar argumentos y herramientas que sirvan para volver sólidas y robustas las posiciones políticas y académicas en la arena internacional.


El desafío es el de lograr construir conceptualmente entonces soberanía intelectual, desde donde nos pensemos y pensemos el mundo, donde Malvinas y su importancia geopolítica, territorial y económica, no se queden enfrascadas en teoremas e hipótesis importadas acríticamente de los centros de estudios del poder mundial, y entendamos como dice José Amiune “que la disciplina de las Relaciones Internacionales cumple un papel diferente en el centro que en la periferia. Mientras que para Estados Unidos es un instrumento para administrar y distribuir el poder a escala mundial, para nosotros debería ser la herramienta política para alcanzar los objetivos del desarrollo. “ 


Un Imperio en Decadencia


No podemos olvidar que la frase que decía que el reino unido era el imperio donde nunca se ponía el sol, era mas allá de toda ironía, cierta empíricamente; las colonias que aun le quedan a lo largo y ancho del planeta, son reminiscencias de un imperio que ya no es lo que fue, que mira con añoranzas ese pasado imperial donde reinaba los 7 mares y donde las estrategias balcanizadoras y belicistas nunca van a dejar de estar a mano ni mucho menos dejaran de ser una opción a la hora de perseguir sus intereses.


Hoy Inglaterra como Potencia con una economía en picada, se le esta haciendo difícil, a decir de Samir Amin, exportar la conflictividad social interna a la periferia; este fenómeno innegable abre fisuras dentro del consenso y su correspondiente frente interno, situación similar a la que enfrento el gobierno conservador belicista de Margaret Thatcher.


Pero esta crisis interna se da en un marco distinto, único si se quiere; estamos en presencia de una de las grandes fases de crisis en la cual a entrado el sistema capitalista mundial en los últimos tiempos. Los países del primer mundo están inmersos, producto del mismo sistema explotador, en una crisis económica financiera sin precedentes. Siguiendo sus recetas de economía ortodoxa no logran encontrar una salida a semejante debacle.


Enemistada con Alemania y Francia, nuevas lideres indiscutibles de la Unión Europea, y perdiendo claramente su protagonismo como socio anglo de la eurozona, Inglaterra enfrenta también una embestida interna y externa mas allá del reclamo argentino de Malvinas. El reino unido esta conformado por Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y Escocia; este ultimo país, liderado por el presidente nacionalista Alex Salmón, esta impulsando un plebiscito sobre su independencia para el otoño del año 2014, plebiscito que ya esta siendo atacado por el gobierno conservador británico poniéndole limites y forma a la pregunta de dicho plebiscito y amenazando que sin la intervención de la cámara de los Lores y el propio gobierno británico, tal consulta seria inconstitucional. El plebiscito desde lo político cultural y económico, y la sola posibilidad de una independencia de Escocia frente al reino unido e Inglaterra, abren la puerta a una posible crisis impredecible para el otrora imperio marítimo.


A su vez, el estado Español, esta reclamando soberanía sobre el Peñón de Gibraltar, reclamo amparado en el llamado Proceso de Bruselas de 1984 en el cual los dos países se comprometieron a negociar la soberanía y el Tratado de Utrecht de 1713; cabe recalcar que Gibraltar es la ultima colonia existente en toda Europa. En este caso, el gobierno británico esgrime el mismo argumento que con Malvinas, defiende la “autodeterminación de los pobladores”, donde obviamente los habitantes del peñón están a favor, naturalmente, de seguir bajo la Corona británica.


Esta situación interna y externa, particular, donde desde la arena internacional y el propio seno del reino unido, se plantean objeciones a la política colonial británica, genera una reacción retrograda y decadente por 
parte de las altas esferas del poder ingles; apriete político y legal a escocia, prepotencia sobre tratados internacionales en el caso de España y, de manera unilateral y mas que llamativa, Inglaterra “ataca” de forma directa a la Argentina, en una escalada verbal, llegando al limite del absurdo donde termina tratando a la propia  Argentina de “colonialista”. En el caso de Malvinas se muestra como el defensor de esa pequeña e inocente población que esta siendo atacada por un gobierno “populista” y “hostil”. No tiene reparo, en militarizar la zona del Atlántico Sur, ni siquiera de mostrar un gesto diplomático y envía al Príncipe a realizar ejercicios bélicos a nuestras Islas.


La decadencia del imperio es tal que no la puede disimular; es un momento donde tenemos que desarrollar templanza e inteligencia como pueblo, ya que a contracara de la situación de los ingleses, nuestro país, nuestra región, vive un momento histórico de defensa de conquistas y avance hacia horizontes cada vez más justos.


La UES 


MUNAP Movimiento Universitario Nacional y Popular